El pueblo de la que entonces era la capital del mundo, Córdoba, se levantó en armas contra la tiranía de los hijos de Almanzor, respaldada por mercenarios e integristas, destruyendo la ciudad palatina y proclamando un nuevo Califa. Dicha rebelión no fue fruto de un malestar súbito e improvisado, sino el corolario de un movimiento planificado y gestado en la clandestinidad por una suerte de asamblea o consejo (el mexuar). Aquella revolución vertebraría en el plano político la sociedad, dando lugar a la creación de un ejército propio e integrándose en el gobierno naciente. Pero el afán de los partidarios de la dictadura por recobrar el poder y la resistencia del pueblo de Córdoba a perderlo desembocaron en una guerra civil larga y cruenta, que malograría la grandiosidad de Medina Azahira, de Medina Azahara y del mismo califato omeya de Córdoba, con la proclamación de la república en 1031. Nada en el futuro volvería a ser como antes. Antonio Manuel, autor de obras tan celebradas como "La huella morisca", se adentra aquí en un momento trascendental de nuestra historia, para poner luz, color y sonidos a la oscu