Durante dÃas y dÃas, Eva ha estado retorciéndose el diente hasta que por fi n se le ha caÃdo. Hoy, muy emocionada, sostiene en su mano ese preciado trocito de sà misma. Y cree que se ha ganado una buena sorpresa... Pero hay un problema: ¡Ajo, su gato, podrÃa zamparse al ratoncito Pérez en cualquier momento!