La capital inglesa no es solo el telón de fondo de gran parte de la obra de Woolf, sino que se erige como un personaje más de sus historias. Pero en este libro son las multitudes en sus calles, la magnificencia de sus catedrales, la majestad de sus instituciones y el ritmo de la vida de sus gentes los protagonistas absolutos. La mirada única de Woolf consigue capturar ese embriagador «efecto de Londres».