Mis enemigos favoritos es una novela que cuenta la vida de un hombre que quiso ser justo. Lo que no se cuentan son los milagros, pues desgraciadamente no los hubo.
«Toda buena acción —decía un cínico—, tiene su justo castigo», pero nuestro hombre, al que llamaremos el interfecto para guardar su anonimato, como las reses bravas se crecía con el castigo. No cediendo en su empeño, se fue al otro mundo a veces cosechando victorias inesperadas y otras venganzas no buscadas, pero que el destino le sirvió en bandeja, fundamentalmente por los tropiezos contra un muro de incomprensión y poder*.
Contarlo ha tenido su aquel.