GONZALEZ DE CARDEDAL, OLEGARIO
Siempre el hombre ha preguntado por Dios y le ha preguntado a Dios. Y Él se le ha revelado y le ha preguntado por su vida y la del prójimo. Razón y revelación son las dos palabras, distintas pero inseparables, que constituyen el corazón de estas preguntas y respuestas. Por la primera el hombre no cesa de buscar, de interrogar, de proponer respuestas. Por la segunda, Dios se abre al hombre de innumerables formas (en su conciencia, en la realidad metafísica, en la historia, en los profetas y místicos). Pero de modo supremo y definitivo lo ha hecho en Jesús de Nazaret. Aunque las experiencias límite suscitan preguntas que tan sólo cada uno puede responder, nadie está condenado a realizar su camino en soledad. Con los otros puede buscar razones, celebrar la esperanza y alentarse en la práctica de la solidaridad y el amor mutuos.