La comida es un viaje. Y todo buen viaje es -o podría ser- una buena aventura de exploración gastronómica. Los mercados, las despensas y las cocinas ofrecen al viajero una fuente sugestiva de información. Nos cuentan sobre el lugar visitado y sus habitantes. Cada cultura atesora historias, anécdotas, recetas y secretos vinculados con los alimentos y con su preparación.