Badahó, comienzos de los dosmiles.
La Jara crece en medio de la cultura cani, a ritmo de reguetón, rotondas, motos, botellones y hostias. En medio del ruido, el baile es lo único que le da sentido a todo. Bailar o explotar. Cuando conoce al Santi, comienza a sufrir un tipo de violencia más íntima, pero también a reconocer otras formas estructurales de opresión. Cada día, incluso hoy, toda esa ira sigue siendo suya. La rabia sigue ahí, a punto de estallar.
Con Toda mi violencia es tuya, Carolina Yuste construye una novela filosófica-choni, todo un alegato de supervivencia y resistencia.
