Un castillo en las Highlands es una historia de un amor que se cuece a fuego lento. Dos personas destinadas a encontrarse y a amarse apasionadamente… si no fuera porque ella se siente marcada. Una sociedad opresora que condena el deseo de las mujeres, pero no a quienes se aprovechan de ello. Rose Archer es una hermosa, aunque seria e inflexible, solterona de veintisiete años que acompaña a su anciana tía durante sus vacaciones en una mansión en Brighton, invitadas por lady Sibylle Oliphant. Allí conoce a un norteamericano, Ewan McKinley, que la atrae por su desparpajo y sinceridad, además de por su sonrisa y evidente atractivo. Aunque él parece encantado con ella, Rose no puede permitirse relación alguna con un hombre, de lo contrario, un secreto, que lleva ocultando casi nueve años, saldría a la luz, causando el deshonor a su familia. Hasta la ciudad costera, llega el oficial Charles Wesley, al servicio de la Corona Británica, y antiguo conocido de la joven. Volver a verlo supone para ella el despertar de un antiguo amor que le trajo innumerables amarguras. Wesley pretende retomar la relación que tuvieron en el pasado, pero Rose se niega y él la amenaza con contar la verdad. Entre la espada y la pared, la joven debe enfrentarse a la decisión más difícil de su vida, acceder a la petición del oficial o aceptar la inesperada propuesta matrimonial del americano, quien busca una esposa de nacionalidad inglesa para poder heredar el castillo y las tierras de su abuelo escocés, tal y como este estipuló en su testamento. Un casamiento de conveniencia, sin amor, servirá a los dos para los propósitos particulares de cada uno. Permanecerán casados durante seis meses y después harán uso de la recién estrenada Ley del Divorcio, aprobada por el Parlamento Británico en 1857. Y serán libre de rehacer sus vidas. ¿Qué puede salir mal? Pero durante el tiempo que conviven, llegan a conocerse, a sentirse atraídos y a vivir momentos de absoluta pasión y deseo, aunque el secreto de Rose obstaculiza toda relación. Ella está dispuesta a seguir adelante con el divorcio, aunque destroce su corazón en el camino… y el de McKinley. ¿Será capaz Rose de perdonarse y encontrar la comprensión de Ewan si, finalmente, se atreve a contarle la verdad? ¿O preferirá callar y no exponer lo que la avergüenza y humilla ante el hombre que ama, aunque esto suponga perderlo definitivamente? ¿Llegará McKinley a conocer el sufrimiento de Rose de sus propios labios? ¿Y podrán compartir su futuro?
