Este libro ofrece una propuesta profundamente funcional: un retorno a lo mejor de la lógica aristotélica, en la que vivir una "vida buena" no significa evitar dificultades, sino aprender a crecer desde ellas. En ese sentido, el lenguaje y en particular la metáfora se convierte en una herramienta poderosa tanto en el campo clínico como en el educativo. Retomar esta idea que Törneke actualiza desde su impresionante experiencia clínica nos recuerda que la dirección de la conducta hacia el bien personal siempre tiene repercusiones también en la comunidad. Porque no hay desarrollo personal que no sea, en esencia, un acto de responsabilidad compartida.