«Como consecuencia de un accidente cerebrovascular, María ha quedado en coma, ingresada en el hospital de la Misericordia, donde se respira una atmósfera de calma y de un cierto misterio. A medida que se van enterando sus amigos y allegados, la visitan, y este es el motivo para que las historias se sucedan unas a otras, pues cada personaje relata sus luchas personales, sus sueños y deseos, que se van vertiendo en el lecho de la enferma, testigo mudo de conflictos humanos. Esos fragmentos de vida están contados en un estilo claro y coloquial, que combina el habla con el fluir de la conciencia, lo que permite a la autora crear voces y mostrar sentimientos en narraciones enmarcadas en la historia principal, con la cual se entretejen. Lo cotidiano y lo trascendente, el trabajo y los viajes, la vida y la muerte, la pena y el amor se encarnan en el itinerario secreto, o no tanto, de cada existencia, que constituye la gran aventura de vivir. A medida que avanza la lectura, crece el interés del lector, tanto por conocer cómo se desarrollan las historias que desfilan ante el silencio de María, como por llegar al dese