Este conjunto de relatos habla de lugares lúgubres, vetustos caserones nobiliarios, castillos rodeados de paisajes desolados
por donde deambulan seres humanos, aunque a veces parezcan no humanos, llenos de deseos irrealizados, de angustia y frustración ante la levedad de la vida, de desolación frente a las expectativas concebidas en el pasado
y todo ello rodeados de fantasmas, de muertos que regresan por un breve espacio de tiempo, de intenciones ocultas por parte de los que aún permanecen vivos, de inmensas
montañas que se vuelven diosas frente a la pequeñez de las personas
Todas estas historias pueden suceder aparentemente dentro un marco histórico, pero a veces, de manera imperceptible, cruzan la delgada línea de lo posible y lo imposible. La fantasía se desarrolla a través de una bruma misteriosa, en ocasiones muy tenue, sólo sugerida y no mostrada, dando lugar al desarrollo de dos mundos, uno real y otro imaginario, que van entrelazándose en mechones representantes de la vida y otros representantes de la muerte.
