En el año 1840 llega a Cádiz, de la mano de viajeros franceses, un invento que captaba imágenes de la realidad por medio de placas metálicas y complejos procedimientos químicos: el daguerrotipo, técnica precursora de lo que más adelante conoceremos como fotografía. Durante casi un siglo, sucesivas innovaciones (el calotipo, el colodión húmedo, las placas de gelatino-bromuro…) irán perfeccionando el procedimiento hasta culminar, en las primeras décadas del siglo xx, con lo que para muchos es el segundo descubrimiento de mayor importancia cultural después de la invención de la imprenta: la impresión directa de las imágenes fotográficas.
En el siglo xix Cádiz es una dinámica ciudad-puerto, abierta al mundo y a las nuevas y nacientes tecnologías, que jugará un papel destacado en la implantación de la fotografía en España. En ella, una pujante burguesía mercantil, que aspira a ocupar un lugar predominante en la sociedad, utiliza la fotografía, y especialmente el retrato, como un símbolo de estatus. De este modo, y debido a la creciente demanda, comienzan a surgir estudios fotográficos, a los que se suman un número considerable de fotógrafos transeúntes que documentan su paso por la ciudad, estimulados también por la floreciente moda de la tarjeta-postal.
“Historia ilustrada de la fotografía en Cádiz (1840-1927)”, es el último trabajo llevado a cabo por el investigador Rafael Garófano, figura capital en el estudio del mundo de la imagen en Cádiz, especialmente de la fotografía y el cine, con una extensísima obra crítica en su haber. A lo largo de los años llegó a formar una colección particular, de un valor histórico y artístico incalculable, que, antes de su fallecimiento en el año 2023, puso a disposición de la ciudadanía legándola al Archivo Histórico Provincial de Cádiz.