Edgar Morin expone en este libro los principios esenciales de la complejidad como contrapartida de la simplificación: la necesidad de integrar lo diverso, asumir la incertidumbre y comprender la relación entre el todo y las partes que lo componen.
La patología moderna está en la hipersimplificación que ciega la complejidad de lo real. Pero ¿cómo encarar la complejidad del conocimiento humano de un modo no simplificador? El pensamiento complejo está animado por una tensión permanente entre la aspiración a un saber no parcelado, no dividido, no reduccionista, y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento.
En este libro se recoge una serie de ensayos y presentaciones, realizados entre 1976 y 1988, en los que Edgar Morin introduce el concepto de lo complejo, de lo transdisciplinar. Su búsqueda es la de, desde ámbitos muy diversos de la práctica social y científica, desarrollar un modo complejo de pensar la experiencia humana. Este modo debe permitir una praxis ética no solo en el campo del conocimiento, sino de la acción cotidiana cualquiera sea el ámbito en el que nos desempeñamos. El conocimiento, así, siempre será, por necesidad, mulltidimensional, abierto y flexible, aunando a los seres humanos en su aventura hacia el descubrimiento de nosotros mismos, nuestros límites y nuestras posibilidades.