El movimiento estudiantil chileno del año 2011 representó un impulso inédito por la educación como derecho social en un marco de profunda mercantilización, así como por su reivindicación como espacio de participación y democracia. Su relevancia superó el ámbito educacional, alcanzando las esferas político-institucional y cultural. Fue eco de trayectorias previas y generador de efectos cuya estela aún se observa en el acontecer sociopolítico del país. El libro aborda este proceso, inicia con el marco más amplio de movilizaciones sociales desde el año 2006, describe de modo detallado los repertorios de acción y la dinámica desplegada el año 2011 entre el movimiento y el Estado, y analiza sus consecuencias políticas y culturales. El análisis se basa en una exhaustiva revisión documental y en la realización de grupos de discusión que dan voz de modo privilegiado a activistas secundarios y universitarios, en cuyos discursos es posible delinear diversas dimensiones de su experiencia en torno al movimiento y a su proyección en el tiempo. Las acciones de protesta fueron diversas, con significados y potencial de poli