La última artista soviética es un retrato de lugares y gentes que viven y luchan en países y regiones que han sufrido grandes cambios políticos, y al mismo tiempo es la crónica de una artista que reflexiona sobre el arte, a la luz de una realidad cada vez más difícil, y de su voluntad de evolucionar hacia un estilo más subjetivo. Y es algo más. Es también el testimonio involuntario de cómo la intolerancia de un régimen puede truncar los deseos de esta artista y convertirla, a pesar suyo, en un símbolo de lucha contra esta misma intolerancia. Podríamos decir, con las mismas palabras que encontraréis en este libro y que tienen una terrible fuerza premonitoria, que Lomasko es «una rehén de los enfrentamientos políticos de otras personas». Ojalá este libro sirva para que en este escenario de guerra, de bloques económicos e ideológicos, fronteras y pasaportes, crezca la solidaridad entre los ciudadanos que queremos vivir en otro mundo donde la paz, la libertad, la imaginación y el arte sean plenamente posibles.