TAZÓN RUESCAS, FRANCISCO JAVIER
Estás ante un alegato novelístico contra la pornografía denigrante, la que pretende restregar por el barro la imagen de la mujer y de la sexualidad misma. Este es el fumé omnipresente de la novela.
Los principales habitantes del micromundo que se expone son: un hacker anglo-pakistaní adicto al porno duro, una primatóloga brasileña traumatizada por crueles recuerdos de infancia, una sexóloga madrileña empeñada en cambiar la Historia y uno de los hombres más ricos del mundo torturado por sus fantasmas.
Se ha establecido, como punto de partida narrativo, la memorable fecha del ocho de marzo de 2018.
Viajaremos a una misteriosa ciudad en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, Hope Hills, y a una misión científica encargada de llevar a cabo cierto experimento sexual degradante en el Congo.
Todo lo anterior es agitado en la coctelera junto con tres catalizadores reactivos propios de las novelas de anticipación: un selecto club de ricos: Retorno al Edén, una organización feminista internacional: La Matriz, y la extraña tribu de los Ombo, en el corazón de África.
Se advierte, sin embargo, que pese a lo imaginativo del envoltorio literario, no se traba el texto cuando debe narrar con detalle las profundidades pornográficas silenciosas, omnipresentes y vergonzantes, en las que se desbarata la imagen tradicional del sexo humano, pues la literatura, aparte de entretener y enseñar, está obligada a mover el espíritu hacia la verdad aun a costa de la paz interior del lector, y la verdad es que nos encontramos en los umbrales de una castración universal de la especie humana.