La vida de Alex alterna entre tres universos. Nació en Argentina en el seno de una familia judía laica, viviendo la despreocupada existencia de los jóvenes porteños de clase media-alta. En 1973 se une a un movimiento juvenil judío, y emigra a Israel, el segundo de sus mundos. Terminado su servicio militar obligatorio, Alex parte a Francia, el tercer eje alrededor del cual gira su vida. En París conoce a la fascinante Simonetta, aristocrática y cristiana del sur de Italia, quien le abre las puertas de la alta sociedad parisina y lo introduce en el mundo de los negocios internacionales, donde tendrá gran éxito. Contrastando con ese suceso, la vida sentimental de Alex es inestable. Tiene relaciones palpitantes con jóvenes no judías, pero como quiere construir su vida con alguien de su propia religión, esos idilios no llegan lejos. Cuando busca conocer mujeres israelíes, la decepción lo golpea en la cara y sus experiencias se convierten en comedias tragicómicas: trágicas para él, pero cómicas y divertidas para el lector, que verá cómo en cada ocasión, el champán se convierte en vinagre Estos contrastes entre una