A lo ancho del mundo, en los cinco continentes y en todas las culturas, el ritual sagrado de dar la teta se entiende como un acto de amor, donde mamá, más allá de nutrir y alimentar a su bebé, le ofrece un regazo de paz, consuelo y calor.
Asimismo, cuando todos los seres de la tierra parecemos llorar por la falta de amor, mamá natura nos abraza, nos consuela y nos nutre de su paz.