La modernidad ha roto el binomio señalado: prosa-verso. Podemos decir, con firmeza y claridad, que no es un poema métrico; que su espíritu o aliento es conciso y que es, a su vez, antiprosaico. Digámoslo sin ambages. La lírica montserratiana entronca, de un modo directo, con la que se instaura en la segunda mitad del siglo xix; concretamente, por señalar un hito mundialmente reconocido, con la del gran vate norteamericano Walt Whitman (1819-1892), quien tanto se atiene al versículo bíblico como al citado verso libre. Mas no olvidemos que, en medio, aparecen nombres capitales, como el de Rosalía de Castro en su postrer poemario, En las orillas del Sar. Y al de la poeta gallega podríamos añadir los nombres de Amado Nervo, Rubén Darío, o el de Juan Ramón Jiménez, sin olvidar, ya más próximos al García Lorca de Poeta en Nueva York (1936). Del prólogo de Pedro Crespo
