El hombre del padre es un libro de poemas que podrían ser uno solo, un gran largo poema. El hombre es por lo menos dos: es el hombre que es padre, y es el padre que es hombre. Pero, sobre todo, la paranomasia del título nos interroga sobre su identidad: ¿quién es ese hombre? ¿Cómo se llama? ¿Son dos o acaso es el mismo? ¿Es él mismo? La voz poética, femenina, se pregunta por la identidad de él, pero también por la identidad de ella. ¿No es madre? ¿No es ser madre todo lo que hace también una mujer sin hijos? ¿Es hija la mujer del hombre que es padre y no es su padre? ¿O sí es su padre? ¿O él es ella? "El hombre del padre" nos recuerda a una oración, a un rezo. Por eso el poemario termina con "amen", sin tilde. Esta es la religión del libro: el espíritu del deseo.
