Ingrid y yo nos conocimos por casualidad a finales del otoño de 1957. Esto derivó en una amistad que pasó a ser una relación que, con algunas interrupciones, duró hasta el verano de 1969
Artículos relacionados
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información